Aunque en el trasplante capilar frecuentemente los focos se dirigen principalmente a la fase de extracción debido a la innovación de estas técnicas (FUE y FUSS) en los últimos años, no debemos olvidar que el resultado depende en gran medida de la fase de implantación. En ella se decide la distribución del pelo extraído, el ángulo de implantación y el diseño del futuro cabello. La naturalidad, tan ansiada en cirugía capilar, sólo se puede conseguir mediante el cuidado perfecto de todos estos detalles. En esta parte es donde la habilidad, experiencia y delicadeza del cirujano diferencian un trasplante capilar regular de uno excelente.
El primer paso consiste en preparar las unidades foliculares (UF) para su posterior implantación. Para ello se deben diseccionar microscópicamente las UF, evitando el exceso de piel o grasa circundante. Este aspecto es clave sobretodo en la técnica FUSS, donde la separación de la tira es un momento complejo y decisivo. Además, deberemos separar y clasificar las UF según sean de 1-2 pelos o de 3-4 pelos es un proceso para su posterior implantación. Las UF en todo momento deben estar sobre placas heladas para asegurar su supervivencia.
Cada paciente es único y para obtener los mejores resultados es clave no sólo el número de UF a trasplantar sino también su diseño, densidad y distribución. Deberemos decidir en función de múltiples variables como el tipo y color de pelo, la edad del paciente, el patrón de alopecia o su peinado habitual. En la implantación, las UF de 1 y 2 folículos se utilizan en la parte delantera, en las primeras líneas de implantación capilar (para aportar la máxima naturalidad), mientras que las UF de 3 o más folículos se utilizan en las zonas más posteriores, para aportar la máxima densidad.
Los orificios de implantación los realizaremos mediante incisiones transversales con una lacenta Zaphiro de 1 mm o 1,2 mm, dependiendo del grosor de las UF y el número de pelos de cada UF. Es por eso, que realizaremos las incisiones más finas en las líneas delanteras, donde implantaremos las UF de 1 y 2 pelos. Sin embargo, en las zonas más posteriores podremos realizar las incisiones de 1,2 mm.
Otro aspecto clave es la angulación de dichas incisiones, ya que esta condicionará la dirección de la salida del pelo. Esta angulación no es igual en las zonas delanteras, laterales o posteriores, por lo que deberemos adaptarla en todo momento a la salida del cabello circundante. Además de la angulación, la profundidad de la incisión debe ser la adecuada, suficiente para poder implantar sin traumatizar el folículo y asegurando su supervivencia, a la vez que minimizando el traumatismo y el riesgo de cicatrices. Además, en cuanto al diseño, es muy importante realizar pequeñas irregularidades en la línea de implantación capilar para aportar mayor naturalidad.
Una vez realizadas todas las incisiones, realizaremos el proceso de implantación propiamente dicho. Esta fase consiste en la introducción de las UF en cada uno de los orificios. Este proceso es muy laborioso y requiere de una amplia experiencia y el máximo cuidado para no dañar las UF en el momento de su manipulación e introducción. En este momento es muy importante recordar que implantaremos las UF de 1 y 2 pelos en las líneas delanteras, mientras que las UF de 3 o más pelos, las implantaremos en las zonas más posteriores.
Una vez realizada la implantación de las UF debemos asegurarnos que cada UF queda fija, perfectamente instalada en su nuevo hábitat, para optimizar al máximo la supervivencia de cada uno los injertos. Finalmente, repasamos el diseño global del trasplante (pudiéndose realizar algún retoque final), se limpia toda la zona quirúrgica, se insisten en las medidas postoperatorias al paciente y se da por finalizada la cirugía.
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