El liquen plano pilar (LPP) es un tipo de alopecia cicatricial no infrecuente en nuestro medio y que afecta a mujeres y hombres de mediana edad en forma de placas alopécicas en zona superior-central del cuero cabelludo.
¿Por qué se produce?
La etiología del LPP es desconocida. Se cree que se trata de una patología autoinmune, por lo que se recomienda un despistaje de otros cuadros autoinmunes. Aunque en algunos casos puede acompañar un liquen plano cutáneo, mucoso o de uñas, lo más habitual es que la afectación sea exclusivamente sobre el pelo.
¿Cómo se presenta?
Clínicamente el LPP se presenta en forma de placas parcheadas de alopecia cicatricial que afectan la parte superior-central y el vértex. Habitualmente se acompaña de eritema y prurito en la zona afecta, así como tricodinia (dolor en el cuero cabelludo e hipersensibilidad capilar). Es muy importante detectar estos síntomas para actuar de manera precoz y enérgica durante la fase inflamatoria, ya que la pérdida de pelo ocasionada es irreversible.
¿Cuál es su evolución?
El curso de la enfermedad es crónico y evoluciona a brotes, que se pueden relacionar con situaciones de estrés. El crecimiento de las placas suele ser progresivo y de manera centrífuga. Habitualmente presenta tendencia a la estabilización con el tiempo, aunque su curso es muy caprichoso, siendo frecuentemente rebelde a los tratamientos.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de sospecha se realiza mediante la clínica y la tricoscopia. Ésta última muestra eritema e hiperqueratosis perifolicular en la periferia de zonas alopécicas cicatriciales. Aunque la clínica es bastante característica, debemos establecer un diagnóstico diferencial con otras entidades como lupus discoide o foliculitis decalvante, por lo que es necesario confirmar nuestra sospecha con una biopsia.
¿Existen tratamientos efectivos?
Debemos tener en cuenta que las zonas cicatriciales causan una alopecia irreversible, por lo que debemos ser agresivos con el tratamiento en las fases inflamatorias. Aunque actualmente no existe un tratamiento curativo, existen diferentes alternativas terapéuticas que deberemos valorar y utilizar dependiendo de cada paciente y el momento del proceso. En las fases inflamatorias se pueden utilizar corticoides tópicos e infiltrados, mientras que en las fases asintomáticas existen tratamientos de mantenimiento (con los que intentamos reducir la frecuencia y gravedad de los brotes) como hidroxicloroquina o pioglitazona. En casos más severos podemos utilizar fármacos inmunosupresores como ciclosporina. En los últimos años se están realizando innovadores estudios con plasma rico en plaquetas (PRP) y con dispositivos de láser de baja potencia con resultados muy prometedores.
¿Puede hacerse un trasplante capilar?
En casos en los que el LPP se mantenga estable y sin actividad inflamatoria durante 1-2 años, se podría plantear la posibilidad de realizar un trasplante capilar, opción a día de hoy todavía controvertida, ya que el pelo trasplantado podría perderse al cabo de unos años de la cirugía.