El tratamiento médico de la alopecia androgenética femenina (FAGA) supone uno de los grandes retos pendientes en el mundo de la tricología. Un aspecto muy importante que debemos tener claro es que la FAGA es una enfermedad crónica del pelo, y por ello, cualquier tratamiento que propongamos siempre debe ser crónico, o al menos, planteado a largo plazo. Es habitual que nuestras pacientes reclamen una “solución” a su problema, rápida y definitiva. Sin embargo, nuestro deber es explicar bien cuál es la naturaleza del proceso y ser cuidadosos y realistas en cuanto a las expectativas que podemos ofrecer. En la actualidad no disponemos de ningún tratamiento “curativo”, pero sí de diferentes herramientas para combatirla. Nuestro objetivo en el tratamiento de la FAGA hoy en día es frenar el proceso de alopecia y aumentar el grosor del pelo parcialmente miniaturizado, mejorando la densidad y contribuyendo a mejorar el aspecto general del cabello. Por todo esto, una consulta y un diagnóstico precoces son claves para un buen pronóstico del proceso.
El tratamiento clásico de la FAGA ha sido el minoxidil tópico. Aunque su indicación en ficha técnica es al 2%, su uso al 5% está totalmente aceptado y extendido. Aunque se trata de tratamiento efectivo si se realiza de manera correcta, su eficacia queda comprometida habitualmente por una baja adherencia o un mal uso del mismo. Al tratarse de un tratamiento crónico y con resultados que se observan a largo plazo, las pacientes tienden a abandonarlo. Por eso, el principal avance en los últimos años en esta patología ha sido la irrupción del minoxidil oral. Aunque también es efectivo en la alopecia androgenética masculina, el minoxidil oral es clave sobre todo en la FAGA, ya que es, en la mayoría de casos, la primera opción terapéutica. Se trata de un tratamiento efectivo y muy seguro, con un único hándicap: la hipertricosis.
Otros tratamientos indicados en la alopecia androgenética son los inhibidores de la 5a-reductasa: finasteride y dutasteride. Estos tratamientos son el pilar fundamental en la alopecia androgenética masculina. Sin embargo, su efectividad en la FAGA no suele ser tan alta. Aunque son tratamientos muy seguros con pocos efectos adveros, en mujeres se usan fuera de ficha técnica y los debemos utilizar con precaución sobre todo en mujeres en edad fértil, por su potencial teratogénico. Hoy en día, su uso por vía oral se suele realizar como complemento del minoxidil oral en la mayoría de casos, o como alternativa en pacientes no tributarias al mismo. En estos últimos años la introducción del dutasteride en mesoterapia ha supuesto un importante avance, ya que nos permite aplicar el tratamiento en las zonas con más afectación sin necesidad de tener efectos sistémicos del fármaco.
Otros tratamientos que pueden ser útiles en la FAGA son los medicamentos llamados “antiandrógenos”. Básicamente hablamos de espironolactona y la prometedora bicalutamida (acetato de ciproterona y flutamida ya están crontraindicados para su uso en alopecia). Estos fármacos suelen utilizarse, como los inhibidores de la 5a-reductasa, como complemento al minoxidil oral. Se trata de fármacos útiles sobretodo en un perfil de mujeres con otros estigmas de hiperandrogenismo como hirsutismo, acné o seborrea. En este caso, cada uno de los distintos tratamientos antiandrogénos se debe utilizar con precaución, adecuando las dosis a cada caso y requiriendo en algunos casos también controles analíticos periódicos. En los últimos meses ha salido algún estudio sobre la posibilidad de aplicar la bicalutamida en mesoterapia, como hacemos con el dutasteride. Aunque se encuentra todavía en estudio, esta última vía podría ser clave para realizar el tratamiento de manera efectiva y segura.
Otros tratamientos que se pueden plantear según el momento del proceso, las comorbilidades o los deseos de las pacientes son el plasma rico en plaquetas (PRP) o la terapia láser de baja potencia. Estos tratamientos pueden ser de utilidad en casos concretos para aportar un valor complementario o alternativo a los tratamientos más habituales. Son ideales en pacientes que no desean realizar tratamientos farmacológicos o que presentan alguna contraindicación para ellos. Se trata de tratamientos prácticamente sin efectos adversos, lo que los hace muchas veces más atractivos para nuestras pacientes.
En resumen, el tratamiento médico de la FAGA supone, tanto para los dermatólogos como para las pacientes, uno de los retos más apasionantes a los que nos enfrentamos. Es muy importante que nuestras pacientes entiendan la naturaleza y el pronóstico del proceso, para poder realizar un tratamiento a largo plazo que detenga la progresión de la alopecia y mejore la densidad capilar. Hoy en día, al no disponer de un tratamiento “milagroso”, su abordaje debe incluir tratamientos tópicos, orales e infiltrados, para así poder atacar el proceso desde los máximos puntos de vista posibles.
Deja un comentario